sábado, 22 de abril de 2017

ÚTILES DE HECHICERA



Empezamos la iluminación del caldero de hielo que me ayuda a adivinar el futuro. Gracias a eso no me llevo grandes sorpresas.





Para que se pueda comprobar que no es ningún truco, está encendido con la luz del día.



 A continuación, mi mano de alquimista, juega un papel muy importante cuando le doy la mano a alguien, puedo saber lo que pretende, si pretende algo, claro.



Estos son los hongos que utilizo para mis más famosos brebajes.Son insípidos y no dejan huella en la sangre. 



 Por supuesto el pequeño Salem, tengo que decir que se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, pero es un potente radar para espíritus y fantasmas que vengan a molestarme. Hay veces que no se han despedido de este mundo y piensan que yo voy a darles un billete de primera al Paraíso. En fin...




Fiesta de brujas, aquelarre no, que eso ya no se lleva. La enfermedades acaban con las brujas igual que con cualquiera. 




Esta os la pongo bien grande para que veáis la araña que hay en medio. No es una mancha. La pena es que tengo una cámara de mierda. Los brebajes y encantamientos no dan mucho dinero.

Bosque de meigas. No encontré a Hansel y Gretel pero sí una mojón de vaca que me sirvió para hacer un trabajito.








Gotas de rocío por la mañana temprano. No hay nada más puro a lo largo del día. Ellas esperan sabiendo que van a desintegrarse, después que alguna mariquita lave su rostro con su agua.




Casa auténtica de bruja mayor. La tomé a escondidas, si se entera de que la cuelgo en internet me matará. Pero ¿Qué es la vida sin un poco de rebeldía? Lo digo porque sé que volveré, nosotras siempre volvemos, por eso no tenemos miedo a la muerte.








Y eso es todo, este potpurrí de fotos se lo dedico a las personas viajeras como yo. Culo de mal asiento, curiosas insoportables. Todas las imágenes pertenecen a muy distintos lugares de la geografía española. El sitio, da lo mismo. Yo, como tengo escoba, no duermo siempre en el mismo lugar.


A ti viajero
vuela lejos, vuela alto,
no te detengas, no mires atrás,
te puedes convertir en estatua de sal.

No estarás seguro con una bruja
no vivirás tranquilo.
Tengo contrato con los animales y las aves del cielo,
un druida me enseñó las artes de la adivinación 
y los árboles son mis hermanos.
Mis secretos, sólo conmigo están a salvo.

Vuela viajero, vuela rápido
sigue adelante, no te pares
tu equipaje es ligero
no te cargues.

martes, 18 de abril de 2017

FUERZA INTERIOR




                “La última vez que dejé que alguien tocara mi alma, me costó más de doce lunas recomponer los pedazos. Fue un viaje iniciático hacia el interior de la vida.”

               Calixta releía con cierta complacencia y nostalgia su registro de experiencias espirituales.  Como buena alquimista no dejó de trabajar en otras sustancias volátiles, en el mercurio de los filósofos, y en todo aquello que guardara un gran secreto. -“Cenizas de pasión”- pensó al recordar ese amor. Cerró el libro de tapas de piel donde no había burilado ningún título, tan sólo una estrella de cinco puntas. Tomó su pequeño saco y salió a buscar valeriana al campo para la mujer del carpintero que andaba un poco nerviosa.

El aire le trajo negatividad, notaba que se acercaba una energía fuerte y malvada, pero no quiso hacer caso.
Alguien la cogió del brazo.
-¡Ya eres mía! –gritó.
El saquito se le cayó al suelo y el sol no la dejaba ver el rostro de Ignacio el Inquisidor General de la provincia.
-¿A quién vas a hechizar esta vez vieja bruja?
-“No soy bruja. Alquimista, tal vez”- pensó, pero…tampoco podía decir nada al respecto. Ella pertenecía a una sociedad secreta, de la cual no debía ni pronunciar su nombre.
-¡Déjeme! Tengo que llevarle este remedio a la mujer del carpintero.
-¡Hechicería! ¡Aquí la tenéis sois testigos de lo que digo!- Dijo, empujando a Calixta en brazos de dos soldados que acompañaban al inquisidor.

Se la llevaron a rastras y en el camino de piedras se le reventó una uña del pie. Sangraba por el empeine, por los dedos. Ese fue el comienzo de la tortura que vendría después. Sabía lo que la esperaba y lo que Ignacio quería de ella. Nunca se doblegó ante sus intentos de someterla a juegos carnales que el inquisidor  la demandaba desde hacía tiempo.
Encerrada en una mazmorra, esperaba la muerte como una salida. Los cátaros la llamaban Endura. Pero se acordó de su maestro Basilio Valentín y  el  código hermético:
RER, un enigma desprovisto de sentido.
RE, ablativo del nombre latino RES, significa cosa.
RERE, la suma de dos RE, dos cosas, BIS
RERE, equivale a REBIS, según su maestro, era el compuesto que va a sufrir sucesivas metamorfosis  bajo la acción del fuego.
Yo soy el compuesto, la materia. El Inquisidor es el fuego, por algo se llama Ignacio”

Después de ser torturada, no lo pudo resistir y se dejó llevar. Escribió en la fría piedra de su celda con su propia sangre “Me entrego al fuego”.

Al día siguiente antes de ser llevada a la sala de tortura, pidió leche y pan. El inquisidor sorprendido bajó a ver a la prisionera.
-Llévame contigo- le dijo ella.
Ignacio sonriendo de satisfacción la llevó a sus dependencias. Ella recibió el fuego de Ignacio y su materia se transfiguró. El inquisidor fue contaminado de pureza y su fuego se apagó. Al tomar verdadera conciencia del mal que había estado haciendo durante años, comenzó a gritar de dolor. Salió corriendo. Calixta soltó sus grilletes y se limpió la sangre. Nadie la detuvo.

El cuerpo de Ignacio se encontró en el barranco donde solía despeñar a sus víctimas. Calixta , sin embargo tuvo que remodelar dentro de sí, todo el mal que le había transferido, la envidia, el abuso, el miedo…
En su libro secreto escribió:

“Aquel día no dejé de ser consciente de mi humanidad, de mi  dolor, de  la lucha, de vivir en definitiva. En mis muñecas llevo las cicatrices de mi fuerza interior